Romerillo en lo alto del bosque de FangornLa ruta a Valdejetas
 

A Valdejetas y Puerto Artafi (30 km)

Domingo 3 de junio de 2012

Jose entrando en Valdejetas

Salida en autobús para Trassierra a las 8,15 h. desde la parada situada frente al Hotel AC Córdoba, en la explanada de los chorros de agua del Vial Norte, junto a la estación de AVE. Y nos bajamos en el Restaurante Los Almendros. Allí mismo, a las 8,39 horas de la mañana (demasiado tarde para una ruta tan ambiciosa por el calor de estas fechas), ponemos el crono y el GPS a funcionar.
Cruzamos la carretera y tras el mismo restaurante, tomamos dirección Puerto Artafi, como se nos indica en los postes de señalización. Estamos en territorio del Hornillo.
A poco menos de un kilómetro nos cruzamos con la vereda de la Canchuela, que viene desde Córdoba la Vieja, más allá de Medina Azahara, por la izquierda. Allí encontraremos otros carteles que nos indican el camino a Puerto Artafi, que es recto hacia arriba, por una dura cuesta. Adentrándonos en zona del Rosal de las Escuelas.

Repetimos a partir de aquí un tramo de 8 kms. de encinares y alcornocales, camino que hicimos en la ruta que llamamos “Por los caminos de Medina Azahara” (véase), hasta el cruce del “Camino de los Toros" hacia Almodóvar. Resumiendo; pasa por terrenos de la finca La Jarosa, vemos la gran laguna convertida en piscifactoría, terrenos de Lovaca a la derecha, la finca Villalobillos arriba a la izquierda y Lo de Prado a la derecha al llegar al cruce del Camino de los Toros.
Y aquí comienza la parte más interesante de esta etapa: Giramos en el portón a la derecha para empezar a ascender suavemente por un terreno que comienza a ser umbrío. Si hasta ahora el calor lo mitigaba las abundantes nubes matinales, ahora empiezan a surgir poco a poco, enormes árboles a nuestro alrededor y el suelo sembrado de una especie de bolas del tamaño de un puño cubiertas de pinchos. Son castañas. Para el que las vea por primera vez en plena naturaleza le resultarán curiosas. Y aquellos árboles son castaños de gran porte. Estamos en el famoso Castañar de Valdejetas, uno de los mayores de Andalucía, pues no es frecuente hallarlos tan al sur, en lugares generalmente tan soleados.
Pasamos la finca y nos adentramos entre los castaños que casi nos cierran el paso, durante un buen tramo, unos 2 kms., para empezar a encontrarnos de nuevo por terrenos más áridos y la presencia de los árboles que abandonamos por La Canchuela, los alcornocales. Fáciles de distinguir porque en esta época aparecen ya con la capa del troco pelada para fabricar corcho.
Y la suave ascensión que empezamos en el cruce continúa de nuevo y, cuando se despeja el camino de la arboleda, allá al frente, majestuoso, Puerto Artafi.
Estamos a un kilómetro del puerto que tiene unos 525 mts. de altitud y rampas de más del 6% de desnivel. El primer tramo de 600 mts. es más suave, por ello no debemos confiarnos, porque los 400 mts. finales son los realmente duros. Silencio, paso corto y bajar un poco el ritmo, para llegar hasta arriba sin parar. ¡Enhorabuena! Habréis ascendido uno de los míticos ochomiles de nuestra sierra.
Descendemos por la otra cara hasta la carretera de Trassierra buscando por su borde una entrada por el carril derecho a una vereda que trascurre paralela a la carretera, casi hasta el pueblo. Una senda umbría preciosa también que termina casi a la entrada de las primeras casas de Trassierra.
Entramos en el pueblo y antes de llegar al centro nos desviamos a la izquierda hacia el campo, tras un par de hileras de casas que tiene nuestra más alejada barriada cordobesa. Por el camino de los Baños de Popea hacia la derecha, donde nos dicen los carteles para el Bejarano. Nosotros damos la vuelta a la derecha por un cruce que señaliza hacia la Fuente del Elefante a 1 km 400 mts. Justo en este cruce nuestro GPS marca 17 kms. desde que abandonamos el bus en Los Almendros, y 3 horas justas de marcha, de marcha forzada. Al puro estilo del ejército de Napoleón, la legendaria Grande Armée francesa, que recorrían a pie jornadas diarias de 40 ó 50 kms. para sorprender al enemigo, cargados además del armamento e impedimenta correspondiente, y sin Chirucas.
Pasamos por la fuente sin parar hasta la entrada de la urbanización Virgen de la Cabeza, que dejamos a la izda. Para adentrarnos por otra mítica arboleda, el Bosque de Fangorn, que ya recorrimos en sentido contrario en nuestra Gran Ruta Roja (véase).
Subimos como perseguidos por la justicia hasta arriba, para tomar la panorámica del día. Un minuto y retomamos la persecución. Los malos somos nosotros. El tito delante, “ligero siempre ligero”, por los recodos de la sinuosa senda que no parece que termine de ascender jamás. Hasta que se acaba la última cuesta. Y como hemos subido tenemos que bajar, “deprisa, deprisa”, arrancando casi las piedras del camino, aferrándose los perros a los gemelos, hasta que al fin aparece la gasolinera, que es nuestro punto marcado de parada. A los 23 kms. y 4 horas de caminos.
Nuestra fruta sentaditos a la sombrita, nos cambiamos de camiseta y a seguir andando, que aún queda lo peor. Allí debíamos plantearnos la posibilidad de bajar a Córdoba desde el Mirador de Las Niñas, por la vereda de la Casilla del Áire, o por la escarpada Vereda de Trassierra, la ruta más corta. Pero la cuestión estaba clara. Era ya la una menos cuarto y la elección entre 7 ó 10 kms. estaba clara. Otro día, con más tiempo, recorreríamos el bonito sendero bajo el mirador, y coger algunos limones “pa los varguitas”.
El resto del camino se hizo durillo, con el estómago lleno, cuesta abajo, entre los riscos del arroyuelo, con los zarzales rasgándonos las vestiduras y el bendito Lorenzo en lo más alto, sin una nube que mitigara nuestro desaliento, fue como el descenso a los infiernos de Dante, todo un drama.
Pero nuestro acompasado ritmo pronto nos puso en San Rafael de la Albaida, junto al nuevo hipermercado y, algo más allá, el final de la ruta, la estación del Ave en el Vial Norte. Cuando paramos el cronómetro eran las 2 y media de la tarde y el cuentakilómetros del GPS ardía por encima de los 30 kms. Así que una nueva ruta de casi 6 horas, a una media superior a los 5 kms./hora. No está mal la jornada. Como decía el otro: “Para abrir un poco el apetito”.
Terminamos como siempre pidiendo al primer viandante la oportunidad de inmortalizar aquel feliz momento.
Y nuestra última recomendación:
Nietzsche decía que los pensamientos realmente profundos y verdaderos los tenía andando en las alturas por el campo, eran sus “pensamientos caminados”. Por ello su Zarathustra, su superhombre, tenía su hogar en lo más alto de la montaña. De donde bajó a enseñar a los hombres.
Nosotros recomendamos “las charlas caminadas”.
Si necesitan terapia, no dejen de recorrer nuestras Mágicas Veredas Cordobesas.
¡Buen Caminoo!

 

Documentos adjuntos a esta publicación
Romerillo de la Sierra camino de Puerto ArtafiEl tito y sus vaquitasRomerillo bajando a los infiernosEl tito en el canal del GuadalmellatoAl final siempre juntos
 
Copyright VEREDAS CORDOBESAS
Psje. Jose Manuel Rodriguez Lopez 6 | 14005 Córdoba · España
info@veredascordobesas.com
Diseña y desarrolla
Xperimenta eConsulting