El Tercer Hombre (1949)
Graham Greene
Sinopsis
El escritor Rollo Martins es invitado por su amigo Harry Lime a Viena, para escribir un artículo sobre los refugiados internacionales en esta ciudad, en la que a éste parece irle bastante bien, viviendo de algún negocio poco limpio.
Al llegar, Martins se encuentra con que su amigo acaba de morir atropellado por su propio vehículo. Y empieza a sospechar de un posible asesinato. Se entera por la policía de que Harry era perseguido por cargos muy graves. Así que decide hacer de detective, para tratar de aclarar el accidente y salvar el buen nombre de su amigo. Con tal motivo entra en contacto con el mundo de Harry, involucrándose incluso en un asesinato. Conoce a la chica de Lime, de la que se enamora, y a sus amigos, los cuales incurren en diversas contradicciones. La terquedad de Rollo le pone en continuo peligro, abocando todas las circunstancias a un final trágico y sorprendente.
El comentario
Cuando el tito sacó aquel libro vetusto del último rincón de su biblioteca nunca hubiera pensado que detrás de aquellas odiosas figuritas de porcelana pudiera encontrar algo interesante. Pero el Tercer Hombre yacía allí, otro título olvidado. Como “La carta robada” de Poe, escondido en su sitio, durante muchos años, pasando completamente desapercibido. Sólo la confección de una nueva lista, cíclicamente perpetrada, le hizo subir las escaleras y escudriñar estante por estante, los familiares títulos rescatados de una mudanza no deseada. Y desempolvar aquella marchita novela de tema policiaco.
El insomnio provocado por la inminencia del despertador y el hastío de la consabida emisora de radio nocturna, hizo el resto.
Bastará decir que al tito no le seducía el género, la novela negra.
Ni siquiera las viejas películas de cine negro, con sus típicos ambientes trasnochados y sus personajes controvertidos. Este tipo de historias no le conmovían. Aunque sí estimaba alguno de los tópicos del género. Los elegantes desplantes o las frases sentenciosas de sus personajes. Como a Rollo Martins, al tito sí que le gustaba la parafernalia del western, no tanto la del género policial.
Pero esto era diferente. Un verdadero soplo de aire fresco. Parece mentira que estuviera ahí tanto tiempo. Como América lo estuvo hasta que nos enteramos los demás. Un gran descubrimiento. El toque mágico de la lucidez. Y el ignorado genio de Graham Greene. Su planteamiento de la cuestión desvela uno de sus grandes secretos; la novela negra como mero divertimento. El autor, en el prólogo, renuncia a posicionarse o a hacer de su novela una cuestión moral. Su punto de vista no es el de la denuncia social, pues lo importante no es llamar la atención sobre las miserias de la ciudad de Viena en la IIª Guerra Mundial, ni tampoco poner de manifiesto la inmoralidad de sus habitantes. Aunque no la oculta, y por ello, eso también está en su relato. Se contenta con divertir al lector, acaso a hacerle pasar algo de miedo y, tal vez, sacarle una leve sonrisa. Como su personaje, un modesto escritor de novelas del oeste, se limita a hacer bien lo que hace, una buena novela del oeste o policiaca.
El Tercer Hombre es el resultado de un encargo que recibe el autor de hacer el guión de una película sobre la Viena dividida y ocupada por las cuatro potencias aliadas; Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y Rusia.
Graham Greene decide en lugar de hacer un simple y escueto libreto, hacer un pequeño cuento donde pueda reflejar la atmósfera de sus escenas y el carácter de sus personajes. Él mismo en la introducción dice de su obra que es un cuento nada más, por su origen, inferior según él, a la película, que era lo importante. De hecho manifiesta que en la elaboración inmediatamente posterior del guión cinematográfico, acepta e incluso promueve gran número de modificaciones respecto a su obra original, discrepando con el director del film, Carol Reed, en escasas ocasiones, si bien en una importante, pues no estaba de acuerdo con un final desgraciado, dado que se trataba de un entretenimiento. Pero el éxito de la película acabó dándole la razón al fin que propuso su director, por otra parte, gran amigo del escritor.
Yo tuve la suerte de encontrar en otro estante olvidado, la famosa película producida por David O. Selznick. Rollo es Holly Martins, interpretado por Joseph Cotten. Y su amigo Harry Lime es Orson Wells. La chica la interpreta la guapa actriz italiana Alida Valli.
Así que pude verla también después del libro, al día siguiente. Y ponerle cara a los personajes, música de cítara a la famosa banda sonora e imagen a la Viena en ruinas de posguerra. Y admirar la inquietante fotografía en blanco y negro, premiada con un Óscar de Hollywood.
En El Tercer Hombre encontramos un estilo dinámico, pero no prosaico sino esmerado e inteligente, a veces deliciosamente inteligente. La novela está escrita desde el punto de vista del agente de policía Callowey, de Scotland Yard. Al que no tomamos nunca como “poli malo” o “poli tonto”, sólo Martins al principio. Por lo que no conocemos los pensamientos o sentimientos de otros personajes sino por las descripciones que él nos hace de las escenas, las palabras y las acciones de los demás.
Si el estilo narrativo nos permite disfrutar de cada párrafo del libro, será su perfecta trama la que nos vaya despertando curiosidad y sorprendiendo continuamente. Hasta hacer de su estructura una de las más sencillas y apasionantes que recuerdo.
Por supuesto debemos siempre partir del punto de vista de la ficción poética. Es decir, algunas de las secuencias no resistirían el análisis de la realidad. El accidente de Harry no hay quién se lo crea. Pero lo aceptamos, como aceptamos a Don Quijote cargando contra los molinos de viento o al Dr. Fergusson cruzando el África salvaje en cinco semanas en globo en pleno siglo XIX.
Por lo demás, y para terminar, podemos resumir las bondades del Tercer Hombre en unos pocos aspectos que son difíciles encontrar juntos:
Una conmovedora sencillez en la forma, en el planteamiento y en sus objetivos. El delicioso brillo de la gracia, no exenta de inteligencia, que subyace de los atinados comentarios del autor. Una atractiva y envolvente intriga. Y una incuestionable calidad literaria.
Por todo ello yo también considero este libro, sin duda menor, por su extensión y su género, una pequeña obra maestra. Una obra de arte. Y a su autor, por ello, un gran escritor a seguir, bendecido con el toque de la genialidad.
No se lo pierdan.
