Robinson Crusoe (1.719)

Daniel Defoe

Robinson Crusoe

Robinson Crusoe está considerada como la primera novela en lengua inglesa, lo cual es mucho, porque está escrita en 1719, lo que la convierte en una de las obras más importantes de la literatura universal.
Sinopsis: Se trata del relato de las peripecias de Robinson Crusoe, ciudadano inglés de familia trabajadora, que en plena juventud decide marchar de casa para buscar su propia vida, enrolándose como marinero en diferentes buques donde aprenderá el oficio, le llevarán a los más recónditos lugares y le proporcionarán una gran dosis de incertidumbre y aventura. Hasta que un día arrastrado por una de las innumerables tempestades que soporta, naufraga en una isla desierta, salvándose sólo él y algunas de las mercancías que transportaba.
Con ellas junto con parte del propio aparejo del barco conseguirá sobrevivir y poco a poco incluso prosperar. Sus vivencias recorren veintiocho largos años en los que irá cultivando la tierra y criando animales para su propia subsistencia. En los que tendrá que enfrentarse a mil y una vicisitudes; luchará con piratas y caníbales que visitan la isla, civilizando y ganándose la amistad de uno de ellos, Viernes, con el que vivirá muchos años. Con el tiempo llegará incluso a fundar una pequeña colonia en su propia isla.

El resto de las 367 páginas que prometió Defoe a su editor me abstendré de revelarlo, vale decir que una extraordinaria acumulación de aventuras y desventuras.
Comentario: Cuando supe que el autor posiblemente extendió a veintiocho los años de estancia en la isla y después continuó escribiendo seguramente debido al compromiso adquirido con su editor, no pude menos que comprender algunas cosas que hasta entonces mi natural bondad había soslayado. Me resulta difícil hacer una crítica negativa de una obra de este calibre. La importancia que ella ha supuesto como precursora de la gran novela naturalista y de aventuras me lo impide.
Me resulta imposible reprochar al autor la inusitada sobreabundancia de hechos que fastidian continuamente a su personaje, y que el lector bondadoso interpretará como interesantes aventuras. Como lo habrían de tomar escritores de la talla de Poe, Verne o el mismísimo H.G. Wells, fuente de inspiración para sus grandes narraciones.
Nuestro autor no tuvo que recurrir a la imagnación para la idea central de su relato, pues se conoce que debió tomarlo de un personaje real que fue deportado a una isla, donde vivió largo tiempo. El relato de los hechos es una sucesión de tipo descriptivo de la vida cotidiana del náufrago, hechos que trató de conocer y reflejar Defoe.
Al autor parecen interesarle algunos de los grandes temas de la literatura y la filosofía de su tiempo, parece; la búsqueda de la libertad del hombre, la concepción de su esencia, la soledad del ser humano, la dicotomía naturaleza-civilización, las grandes cuestiones éticas y religiosas como el respeto por los demás, sobre todo por los más necesitados, o el valor de la vida y de la muerte.
Pero, ¿le interesan todos estos temas realmente?, ¿y qué postura adopta ante ellos? Sólo en Las Campañas de Napoleón, grueso tomo como éste, encontré mayor número de víctimas del personaje principal.
Pero no seré yo quien esté en contra de la lucha por la supervivencia. Matar o morir, esa es aquí la cuestión.
Tampoco he de criticar la santa misión que se plantea nuestro protagonista ante la naturaleza salvaje de los nativos; la bendita evangelización de sus colonias. Mi natural benigno comprenderá fácilmente que Defoe adopta la postura que adoptaría cualquier hombre (blanco) de su tiempo.
No por ello debemos rechazar esta gran obra o reprochar la ética que insufla el autor a sus personajes. Si acaso disculpar las reiteraciones de párrafos y el descuido de su lenguaje en general, pues en los escasos dos meses en que escribió tal tocho, no dudo en que fuera imposible pulirlo como un escritor comprometido con su trabajo necesita.
Nada más, sólo recomendar la lectura de este libro, eso sí, en una de esas versiones reducidas juveniles; que nos endulce un poco los amargos tragos que hace pasar a tantos infelices nuestro Robinson Crusoe, sin duda como venganza al sufrimiento padecido por el hostigamiento incesante al que se ve sometido por su creador.

Buena lectura lectores agradecidos.

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