Recuerdo que encontré este libro, de la editorial Ultramar (Grandes éxitos de Bolsillo), paseando por Nerja en unas vacaciones de un verano ya casi olvidado, de mi anterior vida familiar. En un pequeño tenderete de libros de saldo.
En la primera página del libro se lee: “Nerja 15 agosto 1995”. El libro me llamó la atención y recuerdo lo que pensé al cogerlo: - Un librito para entretenerme un rato tumbado al sol. Parece mentira cómo se puede recordar eso y no dónde he puesto las llaves hace un momento.
Y lo compré, aunque estoy seguro de haberme llevado lectura de casa, si bien es posible que me llevara algún libro pretencioso de filosofía al que no me apeteció hincar el diente.
Pues el librito me envolvió desde las primeras páginas y lo sigue haciendo cada vez que lo cojo. Estoy seguro de haberlo leído al menos tres veces íntegramente. Más las que lo habré repasado por alguna de sus páginas.
El asunto del libro, el robo a un tren, está basado en hechos reales, el asalto al tren de Glasgow de 1963. Un robo muy complejo llevado a cabo por más de quince personas y que les reportó el mayor botín de la historia, hasta entonces.
Pero no es una recreación de ese hecho, sino más bien un relato que aprovecha el prestigio de éste y algunos de sus detalles, para confeccionar una buena narración de un robo perfectamente planeado en todos sus detalles.
SINOPSIS:
Nos situamos en la Inglaterra victoriana de 1855. Trata de la preparación minuciosa de un complicado plan para robar un tren que transporta la paga de los soldados de la guerra de Crimea. La acción se va iniciando con la caracterización del genial cerebro del robo, al estilo de los mejores ladrones de guante blanco. Continuando con el proceso de formación de la banda, que le sirve para la presentación de los personajes. Hasta el desarrollo de toda la operación y el posterior desenlace policial, que no desvelaremos.
Mi edición de bolsillo decía ya en la portada: “Una obra maestra del género” Félix de Azúa. “El País”.
No me cabe duda; es la novela más entretenida que he leído nunca de crímenes organizados. Aunque en esta web analizaremos alguna más, también memorable.
El personaje central, Edward Pierce, es un caballero, un hombre con modales de caballero, con una doble vida; truhán y señor. Un verdadero dr. Jeckyl y Mr. Hyde.
Yo siempre le puse la cara de Pierce Brosnam. La coincidencia en el nombre no podemos achacarla al autor, pues en la fecha que escribió el libro, 1975, aún no era famoso el actor. La serie Remington Steele es del 82 y su interpretación del Agente 007 en Goldeneye no llegaría hasta 1995.
Pues Mr. Pierce es un personaje carismático y atractivo, admirado por hombres o mujeres y temido por los que realmente le conocen. Un Remington Steele victoriano, más canalla, menos delicado y con un gran poder en los bajos fondos londinenses del siglo XIX. Un auténtico Moriarty del crimen organizado. Pero con un encanto innegable. Tal vez producido por la admiración que nos produce su inteligencia, su osadía, sus maneras refinadas y la ausencia de métodos agresivos.
Tal vez estas tres cuestiones sean las que nos provocan tal atracción: Un robo de guante blanco, una gran elaboración y un gran botín. Además cometido por individuos sin necesidad de robar para vivir. Casi por el placer de robar. Por el gusto de llevar a cabo una gran hazaña, aunque sea criminal. Bueno sí, y la avaricia.
La novela empieza con una breve introducción que nos adentra en el ambiente de la Inglaterra de 1855, en plena revolución del ferrocarril, del progreso en general y del gran aumento del mundo urbano.
Los capítulos del libro se van anunciando con su número y un pequeño título, que anuncia su contenido, al estilo de la película “El Golpe”:
1. LA PROVOCACIÓN. 2. EL ORGANIZADOR. 3. EL CERRAJERO…
A mí me gusta esa forma. Parece que así queremos terminar completamente el capítulo. Y nos cuesta más dejarlo a medias.
El estilo de la narración es de tipo periodístico o casi documental en la mayoría de las escenas. Se narra todo desde una tercera persona indeterminada que es propia del género. Aunque el narrador no deja de mostrar cierta contenida admiración, compartida sin duda por el lector.
Y la corrección del estilo es no sólo perfectamente adecuada, sino brillante. Comparable a la prosa ligera pero precisa de los mejores relatos de Verne o Stevenson.
El procedimiento para elaborar el robo, hilvanado por el escritor Michael Crichton, es sumamente ingenioso, complejo y, su ejecución, impecable.
Aunque la idea general está inspirada en el famoso robo al tren postal de Glasgow en 1963, Crichton lo adaptó a una época anterior, para darle un tono más romántico y conseguir una espléndida novela, que poco después sería adaptada al cine en 1979, con él mismo como director, interpretada por Sean Connery (el otro 007) y Donald Sutherland.
Para terminar el autor idea un sorprendente final en parte también basado en la historia real. Un auténtico golpe final (“chim pon”) con el que rematar una verdadera obra maestra.
Ahora se me ocurre leer más despacio algún artículo sobre el histórico robo al tren de Glasgow. Y buscar dónde puedo encontrar esa película. Pues si la dirigió el propio autor, debe ser bastante fiel a su novela.
Mientras tanto, ya he empezado de nuevo ese adictivo libro.
Si queréis leer algo divertido, de verdad, tendidos al sol este verano, no os lo perdáis.
Eltito