Después de tres largas e interminables semanas sin poder salir al campo, resultaba obligado entregarse a una ruta con cierto nivel de exigencia, en aras de conseguir dejar en el camino todo lo acumulado en la mochila, muy llena en esta ocasión.
A tal fin, y en mi caso, es imprescindible la concurrencia de desniveles de cierta importancia, pues el esfuerzo coadyuva a dicha necesidad. Resultó muy satisfactoria la ruta escogida, prueba de ello es que me encuentro como nuevo tras haber tomado este auténtico tratamiento psicológico, cuya indicación sería extensible a más de uno.