Retomamos nuestras viejas y sanas costumbres con una ruta familiar del domingo 28 de octubre pasado, que por falta de tiempo no habíamos escrito. Romerillo visita su anhelado apartamento malagueño y el tito se queda sólo para andar este fin de semana, así que le dice a su hermano pequeño, “el Tocho” -el ciclista de los “Sin Prisas”- que si le apetece salir a andar un ratito. Al Tocho le queda un hueco entre las 8 y las 11 h. de la mañana, así que lo aprovechan para no perder la forma y pegarse una escapada campestre por donde suelen rodar las bicis de montaña más extremas de nuestra ciudad, terrenos apenas soportables para el senderista dominguero.
El tito es el primogénito de una larga saga de hermanos; el Tocho el más pequeño. Cada uno tiene sus preferencias: el tito recorrer el campo a pie, el Tocho en bicicleta de montaña. Al tito le gusta subir deprisa andando, al Tocho bajar a toda marcha con la bici. El tito es una vieja gloria del deporte más ortodoxo, con vestuarios, uniformes y ficha deportiva; el Tocho una promesa autodidacta del Mountain bike y una realidad de las Mágicas Veredas Cordobesas. A día de hoy al tito da pena verlo, mientras que al ver al Tocho se te ponen los vellos de punta. Ambos veladamente, algún día, habrán deseado la suerte del otro, pero hoy salen juntos, con todo cariño, y a cada uno le gusta enseñarle al otro lo que sabe y puede. Y junto al bóxer del ciclista hacen un trío temible.