Comenzamos la temporada de otoño después de una semana de lluvia pertinaz que ha dejado en forma de “Gota fría” cuantiosas pérdidas materiales y humanas. Definitivamente el tiempo ha cambiado, aunque para el domingo no había pronóstico de lluvia.
Romerillo por fin al cabo de un mes de tenerlas guardadas va a estrenar sus Chirucas, por lo que programamos una ruta no excesivamente larga de algo más de 20 kms. para ir amoldando las botas. Mientras que el tito espera sorprender a su sobrino, pues el mismo viernes, después de buscarlas durante más de dos meses encontró algo de su agrado y se las compró también, pues sus zapatillas tenían ya las suelas como el papel de fumar y más que rejillas tenían enormes agujeros que le daban un inapropiado aspecto de queso de Gruyere, que para la transpiración en los meses de verano le iba bien pero con lo mojado que debía estar el campo este fin de semana, con tanto barro y charcos era otra cosa ya, así que le pareció perfecto estrenarlas con su querido compañero a la vez.