En el día de hoy, 2 de abril de 2.012, Lunes Santo, hemos venido hasta aquí, a las maravillosas playas del Palmar de Cádiz, a este lugar idílico donde solía veranear nuestro querido Paco, para rendirle homenaje esparciendo sus cenizas en este lugar paradisíaco donde un día fue feliz, como símbolo del Paraíso en el que esperamos se encuentre ahora para siempre. Porque se supone que el Paraíso es el lugar que se merecen las buenas personas y Paco lo era.
Ayer domingo en su entierro, en la iglesia de nuestro barrio, y el sábado en el tanatorio, hemos comprobado el gran poder de convocatoria que tenía nuestro hermano y amigo.
¡Todo el mundo lo quería!
Y creo que ha tenido una merecida y popular despedida.