Hola, soy Víctorix, tengo siete años y soy un niño “súper-activo”, por si hay alguno todavía que no lo sepa. Bueno, en realidad es así como me dice mi padre, porque cree que me parezco a uno de esos guerreros galos del cómic que machacan a los romanos, y piensa que yo también debí caer en la marmita de poción mágica de pequeño, de tanta energía que tengo.
A mí no me parece mal que me llame así, parece un nombre de superhéroe, además ya me estoy acostumbrando, pues hasta Papá Noël y Los Reyes Magos me conocen por ese nombre y me han puesto así en sus regalos. Al final se me quedará la etiqueta. Aunque yo sé quién soy; yo soy yo y nada más. Me da igual que me digan Pepito o Jaimito, o que soy súper-activo o requete-activo. Y no es que quiera seguir siempre igual, que no quiera cambiar, no. Tengo muchísimo que aprender y que mejorar. Lo que no me pueden decir es eso de “chiquillo que siempre estás igual”; no, de eso nada, porque me paso todo el santo día mejorando.