La vida de Edith Piaf
Y sus desgraciados amores

Ayer haciendo limpieza en el ordenador he encontrado un escrito que no es mío, al menos que no está escrito por mí. Ha salido del primer disco duro externo que recuerdo tener, uno de esos tan gordo como un libro de Stephen King, donde cabe de todo. Es un fichero de casi veinte páginas que cuenta la vida de Édith Piaf, y está acompañado de un dosier completo de fotografías de la cantante y de otros artistas de la época.
Quiero recordar que todo empezó un día que estuve en el taller mecánico de un buen amigo hace ya mucho tiempo. Cuando llegué a su despacho tenía puesta música. Era música francesa. Una melodía que reconocí enseguida. La canción era «Non, je ne regrette rien», una canción tan vieja como nosotros mismos que me sabía casi entera. Le dije que la conocía, que era Édith Piaf, la cantante de La vie en rose, y que era una de mis canciones favoritas.
—Pero, ¿sabes lo que quiere decir? —me preguntó.
—Pues no. Y no te vayas a creer que no me lo había preguntado. El caso es que lo he buscado alguna vez y se me ha vuelto a olvidar —le respondí.
—Significa «No, no me arrepiento de nada» —me dijo.
Y es que su vida no había sido de color de rosa, precisamente. Y me volvió a preguntar:
—¿Te conoces su historia?
—¡Qué va! No tengo ni idea —volví a responder—. Solo sé que fue una cantante francesa famosa y que cantó con Aznavour y poco más. ¿Qué le pasó? Cuéntamela que no tengo prisa.
Y entonces fue cuando me contó su historia. Y ya nunca volvería a olvidar lo que significaban aquellas palabras.
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Un cuadro de Turner
El Luchador Temerario remolcado a dique seco (1838)

Por Joseph Mallord William Turner, pintor inglés
Óleo sobre lienzo: 91 × 122 cm • Romanticismo
National Gallery de Londres, Inglaterra
La pintura representa una escena de la que el propio Turner fue testigo en 1838: el destino final del HMS Temeraire. El momento en el que es remolcado desde la base de Sheerness, junto a la desembocadura del Támesis, hasta su destino final en el desguace. El Luchador Temerario, buque de 98 cañones de la armada británica, a cuyo mando estuvo el comandante Harvey, representó un papel fundamental en la flota que dirigió el almirante Nelson en la Batalla de Trafalgar. Fue su escolta inseparable en todo momento y la nave capitana de la Royal Navy desde su caída.
Cuando el HMS Victory de Nelson fue cogido entre dos fuegos enemigos y una bala procedente del Redoutable abatía al almirante inglés, el Temeraire, que protegía al buque insignia británico, arremetió con furia al barco enemigo y a cuantos lo rodeaban, evitando su hundimiento, y con ello, el de la moral de sus compatriotas.
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