1. El hijo del sueño
2. Las arenas de Amón
3. El confín del mundo
Andaba yo con mi Lord Jim casi acabado, dándole vueltas a ver cuál sería mi próximo libro. La profunda novela de Conrad había conseguido saturarme de cuestiones psicológicas y morales. Deseaba ahora algo más ligero, a ser posible, más allá del bien
y del mal. Escruté infructuosamente los exiguos anaqueles de la biblioteca reservados a las lecturas pendientes: “Rayuela” –un laberinto inescrutable-, “Kim” –demasiado literario para el bus-, “El ruido y la furia” –imposible; yo también debo ser retrasado-,
“La muerte de Artemio Cruz”, “…y la de Iván Ilich”-muy tristes-, “Pedro Páramo” –más muertes- a las cincuenta páginas todos se vuelven fantasmas, me acongojo y lo dejo-, “La dama de blanco”, ”La piedra lunar” –geniales- pero sus páginas son
infinitas, mientras que mi espacio y mi tiempo, limitados-…
Y de pronto, de vuelta a casa, la radio del coche anuncia una recomendación literaria, como una colonia por Navidad: “Alexandros”; una trilogía sobre la vida y obra de Alejandro Magno. El cronista decía: -Tres libritos de lectura muy ágil que de paso nos
enseñan algo interesante; nada menos que la historia del mayor imperio de la humanidad.
Esto es lo que yo buscaba. Recuerdo en las estanterías un libro de color amarillo, con tapas duras, destacando entre las biografías. Allí estaba: El hijo del sueño. El primer volumen de Alexandros; sabía que le llegaría su hora.